(Publicada en el Daily Mail, enero de 1999)
El mundo se sorprendió cuando el extravagante Freddie Mercury, quien murió de SIDA en 1991, legó la mayor parte de su multimillonaria fortuna a una mujer. Pero durante años el líder de Queen y Mary Austin habían vivido juntos como marido y mujer, y ahora por primera vez la mujer a quien él amó le cuenta a David Wigg cómo el dinero no fue el único legado de la estrella.
Cuando Freddie Mercury le dijo por primera vez a su antigua novia, Mary Austin, que deseaba dejarle su majestuosa mansión Georgiana en el barrio londinense de Kensington, su reacción inmediata fue de sorpresa, y después temor. De hecho, le aterrorizaba tanto el asumir tan enorme responsabilidad que intentó convencerle de que destinara la casa, con su hermosa colección de mobiliario antiguo y pinturas, a una fundación como museo.
Freddie consideró esta opción, pero decidió que quería que Mary (su amante durante seis años, antes de que se decidiese por la compañía masculina) tuviese algo permanente en su vida. No sólo le dejó su mansión, que se alza tras un amurallado jardín japonés, sino también la mayor parte de su multimillonaria fortuna, con un ingreso de por vida procedente de sus enormes ventas de discos.
Durante el año anterior a su muerte en 1991, Mary se las tuvo que ingeniar para cuidar a su hijo Richard., que ahora tiene nueve años, y al padre de éste, Piers Cameron, además de a Freddie, que padecía las etapas finales del SIDA. Al mismo tiempo se preparaba para el nacimiento de su segundo hijo, Jamie, que ahora tiene ocho años.
Mucho antes de que Freddie le dijera a sus amigos íntimos o a sus compañeros del grupo Queen que tenía SIDA le confió su secreto a Mary. Desde aquel momento ella estuvo allí cada día para intentar consolarle mientras su salud se deterioraba. Cuando comenzó a perder la vista y su cuerpo se volvió tan débil que no podía ni tan siquiera levantarse de la cama, Freddie decidió enfrentarse a la muerte rechazando tomar la medicación. "Fue la decisión de Freddie acabar con todo ello, él eligió el momento de morir", recuerda Mary en un susurro. "Él sabía que el final estaba cerca, que estaba más cerca de lo que jamás había estado antes, y de repente dijo, 'he decidido que me tengo que ir'".
"La calidad de su vida había cambiado tan dramáticamente y sufría más dolorcada día. Estaba perdiendo la visión. Su cuerpo cada vez más débil, al tiempo que sufría pequeños espasmos. Era tan angustioso verle deteriorarse de esa forma. Un día decidió que ya era bastante y abandonó todas las ayudas médicas que le mantenían con vida. Simplemente dejó actuar a la naturaleza. Lo sobrecogedor para mi fue su increíble valentía. Miró a la muerte a la cara y dijo 'está bien, lo aceptaré, me iré ahora' Pero fue algo tranquilo y murió con una sonrisa en su cara"
Tras su muerte, el 24 de Noviembre de 1991, Mary se mudó a su palaciego hogar, pero mientras deambulaba por sus enormes salones, rodeada de los tesoros de Freddie sus sentimientos eran de confusión y soledad. "Fue la época más solitaria y difícil de mi vida tras la muerte de Freddie. Sabía que tendría problemas al hacer frente a su muerte y a todo lo que me dejó. Lo mejor era que yo misma pudiese salir de aquella situación.
Mary, que había crecido en una modesta casa de Fulham, al oeste de Londres, se encontró con que había mucho a lo que hacer frente; la responsabilidad de la casa con su personal, y el hecho de encontrarse de repente con una enorme fortuna. Hubo algunas complicaciones con el testamento, y a algunos de los parientes y amigos de Freddie les molestó que le dejara tanto a ella.
"Siempre tenía a Freddie para ayudarme, y él siempre me tenía para ayudarle, si lo necesitaba. De repente no había nadie para ayudarme. Me hizo darme cuenta de que no era tan autosuficiente como me hubiera gustado ser. Así como yo había sido una amiga para él, me di cuenta de lo que había significado su amistad para mi- el hecho de simplemente saber que él estaba allí."
"Siempre me protegió mucho. Sólo me di cuenta tras su muerte de lo protector que había sido conmigo. Si algo malo ocurría él decía 'oh, cariño, no te preocupes, lo superaremos'. Siempre era optimista. Otras veces, cuando era consciente de que tenía SIDA y sólo tenía un tiempo limitado de vida podíamos tener alguna conversación seria, cuando me decía "ven y siéntate, no sabemos cuanto tiempo nos queda".
Mary hizo frente a la enorme generosidad de Freddie convirtiéndose en una reclusa dentro de los seguros muros de su casa. "Me sentía fuera de mi sitio, realmente", explica. "El personal de Freddie había sido como una familia para mi, pero tras su muerte la mayoría de ellos se marcharon, porque él había sido muy generoso con ellos. Pasé noches sin dormir preocupándome por todo. Sentía como si hubiera hecho algo malo y me volví un poco paranoica. Algunos fans incluso me dijeron que yo sólo era el guardián de la casa. Eso duele. Sé que a algunos de los amigos gay de Freddie les sorprendió que me dejara tanto. Había algunos que pensaban que les tenía que haber dejado la casa a ellos. Es como si la gente estuviera resentida conmigo por lo que me dejó".
Aunque Freddie murió en 1991 tuvieron que pasar 8 años para que recibiese la mayoría de su herencia. "Fue una época preocupante", dice, "los impuestos habían sido pagados, pero al no recibir el dinero no sabía si me podría permitir el mantener la casa. Me sentí bajo mucha presión".
En contraste con el extravagante ídolo del rock, Mary, de 48 años de edad, es tímida y da la impresión de carecer de cualquier confianza en sí misma. Pequeña y delgada, de ojos verdes y pelo rubio. "Ciertamente no soy ninguna académica", dice, al tiempo que uno de los gatos exóticos de Freddie se le une en el profundo sofá de color rojo oscuro. Mary ha mantenido la decoración y el mobilario tal como estaban cuando Fredde murió. "Tenía un estilo impecable, así que ¿por qué cambiarlo?", dice.
Su muerte dejó un vacío en su vida. "Perdí a alguien a quien creía mi amor eterno. Cuando murió sentí que habíamos tenido un matrimonio. Habíamos vivido nuestros votos. Habíamos permanecido juntos en los buenos tiempos y en los malos, en la riqueza y en la pobreza. En la salud y en enfermedad. No podrías haberte separado de Freddie hasta que hubiese muerto, incluso entonces, ha sido difícil".
La proximidad de la pareja siempre causó problemas a los demás. Ninguno de los novios que tuvo Mary cuando dejó de vivir con Freddie en 1980 duró mucho. Pronto se daban cuenta de que tenían que compartir el cariño de Mary con la estrella de rock y ese especial lazo de lealtad e íntima amistad jamás pudo ser penetrado por un recién llegado. Incluso el padre de los dos hijos de Mary, el pintor Piers Cameron, acabó decidiendo que esta especial situación era demasiado y terminó desapareciendo de la vida de Mary por completo. "Siempre se sintió eclipsado por Freddie", dice Mary. "Fredie había ampliado tanto el horizonte de mi vida introduciéndome en el mundo del ballet, la ópera y el arte. Aprendí tanto de él y me dio tanto. De ninguna manera podría jamás abandonarle. Nunca".
Como otra forma de mantenerla próxima a él, Freddie creó un trabajo para ella, haciéndola secretaria de su empresa discográfica. Tras su muerte, le llevó a Mary mucho tiempo hasta que aceptó que Freddie había salido definitivamente de su vida. Cinco años tuvieron que transcurrir hasta que fue capaz de dormir en su enorme dormitorio amarillo. Antes se había sentido incapaz de tocar nada en esa habitación. "Había pasado tanto tiempo con él estando enfermo y había tantos recuerdos en aquella habitación. Recuerdos de él sufriendo. Sólo veía este hombre tan frágil, tumbado en la cama y recordaba todas las pequeñas cosas que solía hacer por él. Como peinar su pelo, por ejemplo".
"En aquella época realmente sentí tanto amor por él. Esos eran los momentos que recordaba cada vez que miraba a su cama. Me sentaba todos los días junto a su cama durante seis horas, tanto si estaba despierto como si no. A veces se despertaba de repente, sonreía y me decía "oh, eres tú, vieja fiel".
Sólo Mary sabe donde fueron finalmente colocadas sus cenizas. Le dio a ella la responsabilidad de encargarse de ellas y le hizo prometer que nunca revelaría donde fueron enterradas. "No quise saber nada de ellas", admite abiertamente. "Las dejé en la capilla ardiente durante un tiempo. Sabía que tenía esta responsabilidad, pero no encontraba valor para deshacerme finalmente de él. Tenía que hacerlo sola, tal como me lo pidió, y mantenerlo en secreto. Eso fue algo no mejoró el aprecio de su familia por mi".
Encontré todo aquello un poco siniestro. Estaban en una bolsa de plástico dentro de una urna. Después tuve que juntarlo todo. Pensé 'realmente me has dejado demasiado para hacer, Freddie' ".
Mary tenía 19 años cuando conoció a Freddie. Hasta entonces había llevado una vida de privaciones. Sus padres eran pobres. Su padre trabajaba como recortador para especialistas en empapelados. Y su madre una empleada de hogar para una pequeña empresa. Ambos eran sordos y se comunicaban a través del lenguaje de los signos y leyendo los labios. Mary abandonó la escuela a los 15 años. Su primer trabajo fue como aprendiz de secretaria con Remingtons, ganando 5 libras a la semana. Posteriormente alcanzó el puesto de relaciones públicas con los clientes en la tienda Biba en Kensington. Fue cuando trabajaba en Biba cuando conoció a Freddie y al batería de Queen, Roger Taylor, quienes tenían un puesto en el cercano mercado de Kensington, en el que vendían ropa usada y el trabajo artístico de Freddie.
El guitarrista, Brian May, los presentó, durante una discusión sobre el grupo. Intentaban elegir un nombre. Freddie quería llamar al grupo Queen, mientras Brian prefería Build Your Own Boat. "Recuerdo la melena negra de Freddie, que le hacía parecer un caballero, con su brazo apoyado sobre la repisa de la chimenea de la casa de Brian en Barnes. Estaba muy orgulloso de sus nuevos zapatos blancos. De repente se volvió hacia mi y me pidió mi opinión sobre los nombres. Dije "oh, creo que Build Your Own Boat de Brian". Pero se salió con la suya, como hacía casi siempre. Al final se decidieron por Queen.
Aunque bastante intimidador, Mary se sintió fascinada por este 'músico artístico de aspecto salvaje'. "No se parecía a nadie que hubiese conocido antes. Tenía mucha confianza en sí mismo, y yo nunca la había tenido. Maduramos juntos. Me gustaba, y todo progresó a partir de ahí".
"Me llevó unos tres años enamorarme realmente de él. Pero nunca había sentido eso antes por nadie". Al principio compartieron una habitación de 10 libras a la semana en Victoria Road, Kensington. "Teníamos tan poco dinero entonces que sólo podíamos permitirnos un par de cortinas, así que las colgamos en el dormitorio. Teníamos que compartir el baño y la cocina con otra pareja".
Un par de años después se mudaron a un piso más grande en Holland Road, que les costaba 19 libras a la semana. Por aquel entonces el grupo ya había firmado un contrato discogáfico, y las fotos para el primer album se tomaron en aquel piso.
Fue en un concierto celebrado en el Ealing College of Art, cuando Mary reconoció por primera vez su calidad de estrella. Cuando bajó del escenario todas las chicas y sus amigos se agolpaban a su alrededor", recuerda. "Estaba tan ocupado que pensé 'no creo que me necesite ya'. Ya me iba cuando llegó corriendo hasta mi. Me dijo '¿a dónde vas?', le dije 'me voy a casa'.
"Las cosas habían cambiado para él y para el grupo. Freddie era tan bueno sobre el escenario-diferente a cualquier cosa que hubiese visto antes, como si fuese algo para lo que él se había estado preparando. Por primera vez sentí 'aquí está una futura estrella. Está en su camino. No creo que me necesite nunca más'. Me aparté. Conforme todo progresaba pude verle florecer. Era algo maravilloso de observar. No me sentí triste ni molesta. Estaba feliz de que por fin lo estuviese consiguiendo gracias a su talento. Él no me dejaría marchar. Aquella noche me di cuenta de que yo también tendría que ser parte de ello. Realmente fue emocionante ver como todo ello ocurrió-yo estaba feliz y orgullosa de que él quisiera estar conmigo".
"Me sentía muy segura con él. Cuanto más le conocía más le quería. Tenía calidad como persona, lo cual creo que es muy raro hoy día. Algo que siempre fue constante fue el amor. Sabíamos que podíamos confiar el uno en el otro, y nos sentíamos seguros juntos. Sabíamos que nunca ninguno de nosotros haría daño al otro a propósito. Una vez, en Navidades me compró un anillo y lo puso dentro de una caja enorme. Íbamos a visitar a sus padres el día de Navidad. Abrí la caja, y dentro había otra caja, y así sucesivamente hasta que encontré aquella caja diminuta. Cuando la abrí allí estaba aquel hermoso anillo egipcio de escarabajo. Se supone que trae buena suerte. Fue muy dulce y tímido cuando me lo dio.
Fue después de haberse mudado a su segundo piso, en Holland Road, cuando Mary comenzó a sospechar que algo iba mal en su relación de seis años. "Incluso aunque yo no quisiera admitirlo plenamente, me había dado cuenta de que pasaba algo. Aunque no sabía lo que era decidí discutirlo con Freddie y se lo dije. 'Algo pasa y me siento como una soga alrededor de tu cuello. Es hora de que me marche'. Pero insistió en que no pasaba nada. Luego su vida alcanzó un ritmo vertiginoso tras el éxito de los albumes y los singles".
"Las cosas nunca volvieron a ser iguales. Nuestra relación se enfrío. Yo sentía que evitaba cualquier confrontación conmigo. Cuando yo volvía a casa del trabajo él no estaba. Siempre llegaba tarde. La situación era obvia. Simplemente ya no estábamos tan juntos como lo habíamos estado".